El término Fast Fashion ha ido creciendo enormemente en los últimos años y las marcas con este modelo de negocio están vendiendo cada año más y más. El término es usado para describir diseños que se mueven rápidamente desde las pasarelas hasta las tiendas con el fin de maximizar las tendencias del momento con ropa de bajo precio pero con estilo.
A través de estrategias de marketing y numerosas tiendas, estas marcas saturan el mercado para que los consumidores se sientan constantemente atrasados en el mundo de las tendencias.
Puede que parezca ideal tener “diseños cool y baratos”, pero el costo real de este proceso es muy alto. Según el UN Environment Programme, la industria de la moda es el segundo mayor consumidor de agua y es responsable del 8 al 10% de las emisiones globales de carbono (más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos). Además, existe preocupación por el aumento de la contaminación (residuos químicos y microplásticos).
Por todas estas razones, la industria de la moda se enfrenta a un escrutinio mundial constante debido a sus problemas ambientales y sociales.Pero a pesar de las pruebas de estas terribles consecuencias,
Fast Fashion sigue creciendo con base en la copia de diseños, fabricación masiva y barata (al no pagar salarios justos a sus empleados) y la producción de prendas de corta duración (básicamente al crear prendas que no están hechas para durar).
El término fue utilizado por primera vez a principios de la década de 1990, cuando Zara llegó a Nueva York y el New York Times describió su misión de tardarse solo 15 días entre que la prenda esté en la etapa de diseño y llegue a la tienda como…lo adivinaste, Fast Fashion.
Pregunta extra: ¿Sabías que el 85% de todos los textiles van a vertedores cada año?

Si no nos crees, imagínate esto: el proceso de diseño de una marca normal toma alrededor de 6 meses para: crear diseños, muestras, estampados, bordados, detalles hasta llegar a la prenda final. Para una marca de Fast Fashion, este proceso no dura más de 2 a 8 semanas. Así que como puedes ver, la cantidad de desperdicio de piezas de corta duración es absurda.
Pero lamentablemente, el problema no termina ahí. Las compañías de Fast Fashion también son conocidas por tener problemas sociales especialmente en economías en desarrollo, con evidencia de trabajo infantil y forzoso en Argentina, Bangladesh, Brasil, China, India, Indonesia, Filipinas, Turquía, Vietnam y muchos más.
Piénsalo, la producción rápida significa que las ventas y las ganancias se hacen a costa del bienestar humano. Y los países en desarrollo son escogidos por su mano de obra barata, leyes tributarias y regulaciones relajadas; y no olvidemos que muchos de estos países no suelen seguir normativas medioambientales, y son conocidos por la degradación de la tierra, y la contaminación del aire y el agua.

¿Por qué el Slow Fashion es importante?
Slow Fashion es la reacción inmediata al Fast Fashion, con el argumento de frenar la fabricación excesiva, las cadenas de producción complicadas y más importante aún, el consumo sin sentido. Con marcas como la nuestra, Pineapples, que abogan por la confección de ropa que respete a las personas, los animales y el medio ambiente, ¿Por qué las compañías de Slow Fashion son tan importantes? Porque su modelo de negocio gira alrededor de crear sus propios diseños y maximizar la vida útil de cada pieza.
Ahora, ¿te estás preguntando por qué una marca de ropa está hablando del impacto de la moda y la sostenibilidad?
Desde que empezamos Pineapples quisimos responsablemente hacer ropa hermosa y de calidad, y ser parte del cambio. Así que si llegaste hasta aquí, serás una de las primeras personas en saber que el 24 de septiembre, estaremos lanzando nuestra nueva colaboración con la increíble fundación WWF (World Wide Fund for Nature), una colección para crear conciencia sobre los animales en peligro de extinción y la importancia de la moda ética. Sin más que decir…